martes, 26 de abril de 2011

El cambio de nombre de Kate Middleton

Hace unas semanas, la Fundéu hacía la siguiente recomendación sobre el «nombre oficial» que habrá de darse a Kate Middleton en español tras su próximo matrimonio (podéis consultar la ficha completa aquí):  
Con motivo del próximo enlace del príncipe Guillermo de Inglaterra con Kate Middleton se plantea la duda de si debe mantenerse el nombre de la futura miembro de la familia real en inglés o traducirlo.
[...] pero oficialmente en español, tras su matrimonio, y siguiendo la costumbre en nuestro idioma de traducir los nombres de los miembros de las familias reales europeas, será el de Catalina.
Si bien es cierto que en otras épocas los nombres propios de personajes ilustres eran susceptibles de traducción/adaptación, la tendencia actual es la de no traducirlos, sino transcribirlos o, en el caso de lenguas con caracteres no romanos, hacer una transliteración fonética de los mismos. Sin embargo, como ya apuntan en la ficha de la Fundéu, existe una excepción a esa «norma»: en español es tradición traducir los nombres propios de los miembros de las familias reales europeas, así como los de los papas.

Después de investigar un poco, he sido incapaz de encontrar el origen o el porqué de dicha tradición y, personalmente, considero que es hora de aparcarla y seguir la tendencia actual: mantener los nombres propios originales, independientemente de si son de miembros de la realeza, personajes ilustres o desconocidos. Y si os estáis acordando de las clases de teoría de la traducción y de la naturalización de textos, creo que, excepto en contextos literarios muy determinados en los que los nombres puedan tener ciertas connotaciones, no tiene sentido traducirlos.

Y vosotros, ¿qué opináis?

viernes, 15 de abril de 2011

¿Asociarse o no asociarse? Esa es la cuestión

Como todos sabéis, a diferencia de otros profesionales liberales, como médicos o abogados, los traductores no contamos con un colegio profesional que vele por nuestra profesión y defienda nuestros intereses.

Para compensar esta ausencia, existen multitud de asociaciones cuya principal finalidad no es otra que conseguir el reconocimiento de nuestra profesión. Además, la mayoría de estas asociaciones organiza cursos, seminarios y otros eventos, ofrece asesoría jurídica, cuenta con bolsa de empleo... y presenta distintos tipos de afiliación según la situación del traductor (estudiante, profesional, etc.). Asimismo, ser miembro de una asociación nos permite mantenernos al día y romper, en cierto modo, el aislamiento profesional al que nos vemos sometidos los autónomos.

Respecto al tipo de asociaciones, las hay de carácter general, específicas para determinadas especialidades o regionales. Aquí tenéis una pequeña muestra:
  • AGPTI: Asociación Gallega de Profesionales de la Traducción y la Interpretación.
  • AIPTI: Asociación Internacional de Profesionales de la Traducción y la Interpretación.
  • APETI: Asociación Española de Traductores e Intérpretes. 
  • APTIC: Asociación Profesional de Traductores e Intérpretes de Cataluña
  • APTIJ: Asociación Profesional de Traductores e Intérpretes Judiciales y Jurados.
  • ASATI: Asociación Aragonesa de Traductores e Intérpretes.
  • ASETRAD: Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes.
  • ATIJC: Asociación de Traductores e Intérpretes Jurados de Cataluña.
  • EIZIE: Asociación de Traductores, Correctores e Intérpretes de Lengua Vasc.
  • TREMÉDICA: Asociación Internacional de Traductores y Redactores de Medicina y Ciencias Afines.
  • XARXA: Red de Traductores e Intérpretes de la Comunidad Valenciana.
Para ser sincera, hasta hace unos meses no me había planteado hacerme miembro de ninguna asociación. Tal vez porque no me había parado a pensar lo que pueden ofrecer ni las ventajas de pertenecer a un colectivo. Tal vez porque pensaba que mis días como autónoma iban a ser cortos. Sin embargo, después de casi tres años trabajando por mi cuenta, parece que la cosa va en serio, así que ya me he asociado.

Ya se sabe, ¡más vale tarde que nunca!